jueves, 8 de agosto de 2013

Yo, mi, me, contigo.

Siempre soñé con esa persona que tan solo con pensarlo me pudiera hacer sentir tantas cosas que sería imposible describirlas. Nunca imaginé que la encontraría, pensaba que eso solo sucedía en las películas, que era cosa de la ficción y que en la vida real era imposible conocer a alguien que te llenara tanto.
A mi me gusta mucho soñar, es algo que siempre se me dio bien pero claro, tiene sus consecuencias; y es que al despertar te das cuenta de que nada de eso era real y en el fondo lloras, lloras tanto que el corazón se inunda y quieres volver a cerrar los ojos para volver a soñar.

Llegó un día en el que no quería dormir, no quería que a la mañana siguiente girara sobre mi cama y al alargar el brazo esa persona no estuviera. Y no dormí, pasé toda la noche en vela leyendo fantasia demasiado ficticia para no creer que también pudiese pasar.
Eran ya las cinco de la madrugada y estaba muy cansada: mis ojos hacia rato que no hacían caso y se cerraban, mi boca no paraba de bostezar y el cuerpo entero se quejaba de no dejarle descansar. Acabé rendida, dormida con el libro entre las manos y la luz encendida; pero el agotamiento no fue lo suficiente para no soñar. Y soñé. Te soñé.

Tú y la manera en la que hacías que mi sonrisa no se borrara, era tan maravilloso que debía estar soñándolo. Esta es la sensación, la he estado buscando tanto tiempo que si es sueño es tan real como la vida. Todavía no me lo creo, necesito comprobar que esto es real, que si me pellizco me dolerá y no me despertaré. ¡Au!, duele y sigo en el mismo sitio donde estaba, no me he despertado en mi cama sola y enfadada con el mundo.
Es real. Eres real y has llegado a mi entre tantas. ¿Cómo es posible? No destaco, no tengo nada especial, ¿por qué a mi? ¿Tú también me buscabas?

No sabía quien eras pero si quien quería que fueses y ya no quiero que desaparezcas. Quiero que estés siempre ahí, que sepa que estás a mi lado aunque estés lejos, quiero ser el motivo de tu risa, quiero que hagas eso que sabes hacer tan bien: hacerme feliz.
Llegaste como un huracán, arrasando por donde pisabas pero sin catástrofes a tu al rededor, llenando hasta el último rincón de mi ser, arreglando cada grieta de mi corazón. Ahora te pertenece, es tuyo; solo te pido que lo trates bien, que no dejes que se vuelva a inundar ni a agrietar. Que dure toda la vida, que esté contigo para siempre. 


lunes, 29 de julio de 2013

Fuimos.

Sabíamos que pasaría, de una forma o de otra pero sabíamos que se acabaría. Nada me hubiese gustado mas que hubiese acabado como empezó, pero lo hicimos de la peor forma posible.
Fuimos tantas cosas y ahora míranos, dos extraños con un pasado en común. Nos hemos tirado tantos platos a la cabeza que ya no nos queda mas vajilla por destrozar, así que nos destrozamos a nosotros mismos. ¿A caso es eso lo que queríamos? ¿Es así como debe acabar todo?

Que fuimos tanto y nos hemos quedado en tan poco, que mirar atrás solo sirve para que incluso a cuarenta grados se congele el corazón.

Quizá me toque arrepentirme de muchas cosas, pero no soy la única que no hizo bien las cosas. No. No soy la única que debe rectificar, ni la única que añora, pero el orgullo es mas grande que todo lo que fuimos; así que, aquí estamos queriendo decir tantas cosas y callándolo todo. Hasta el miedo.

Y yo no quería que nuestro final fuese así, pero tenia que pasar. Ni tú eras para mi ni yo para ti, o quizás si y por eso acabo así. Mal y echando la vista a atrás a escondidas para no reconocer que siempre nos echaremos de menos.

No me siento orgullosa de haber traicionado a mis principios y haberme dejado llevar por la ira. Lo sé, no fue la mejor forma, pero cuando te clavan el puñal tan hondo que atraviesa el costado; el corazón se detiene, la mente deja deja de regir los impulsos y no hay nada que los pueda detener.
Si debo pedir perdón, no será por lo hecho, si no por como lo hice. Pues no soy la única que escribió mal la historia.

He dejado unas hojas en blanco al final del libro, por si aún quedan unas últimas palabras y el final no es tan amargo, por si aún se puede reescribir el final y puede haber una segunda parte. Solo por si acaso, puesto que esperanzas ya no me quedan, ni fuerzas ni ganas.





viernes, 19 de julio de 2013

Tú (mis) ganas.

Un mensaje; y otro; y otro mas, no se quien es pero no puedo apartar la vista de la pantalla. Sonrío, una enorme sonrisa abarca toda mi cara. ¿Que me está pasando? No lo sé, pero me encanta y no quiero que desaparezca esta sensación.
De repente me siento tan bien que quiero más, y lo busco, y está ahí y vuelvo a sonreír; creo que hasta me he ruborizado. Parezco una quinceañera cuando le mira el chico que le gusta. Todo esto parece absurdo y exagerado, ¡por dios, si ni lo conozco! Vale, vamos a poner los pies en la tierra que cuanto mas alto suban mis ilusiones mas grande sera golpe cuando por ejemplo diga que tiene novia o a saber, quizá sea todo una tomadura de pelo. ¡No! Me niego a pensar eso, un chico a si no puede tener malas intenciones, ¿no?

«No lo busques, no puede ser, olvídalo, te vas a enganchar, ¿y luego que?» Como odio a mi cabeza cuando lo que pienso es lo mas sensato y lo que menos me gusta, ¿por qué no habrá un botón de desconectar? ¡Si que lo hay! Necesito una copa y la necesito ya.

No puedo resistirme, necesito mas, quiero mas. Intento silenciar la vocecita de mi cabeza, esa irritante voz de la cordura y yo muy cuerda no soy porque las cuerda no soy y lo que quiero es que me ate con ellas. Y como he emborrachado a la cordura hasta el punto de no poder articular palabra le incito a provocarme, a darme ese empujón que me lleve a lanzarme a él; a desnudarle con palabras para poder desnudarle después con mis manos.

Y de repente... a revolucionado todo mi mundo, lo a puesto patas arriba y a hecho que lo desee sin quererlo, - pero la verdad es que si que quería - sin el mas mínimo esfuerzo entró en mi mente y en ese momento ya desee ser suya. ¿Y ahora como controlo yo estas ganas? Necesito mas, es como una droga; la mejor de las drogas, de esas que no tiene efectos secundarios adversos. Pero engancha, engancha demasiado a lo que yo puedo soportar, y voy un paso mas allá.

No puedo más, tú ganas. Ahora ya solo quiero plasmar mis palabras en su piel y bailar juntos en horizontal. Así que sin mas dilaciones, vamos otro paso mas allá y decidimos resolver tensiones y ganas en directo.

Ahí está, viniendo hacia mi- espero que no me tiemblen las piernas y me caiga al suelo- y cuando lo que quiero es lanzarme a su cuello y darle el beso mas largo y húmedo solo me sale darle un simple beso, un leve contacto de sus labios con los míos. ¿Por qué? Llevo esperando esto días y días y soñando con ese momento y ahora solo me sale darle un simple beso y no parar de mirarle. Quiero cogerlo de la mano y llevármelo a algún rincón en donde pueda hacerle todo lo que mi mente esta pensando y mi cuerpo deseando.

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Por fin estamos solos, después de un largo día de tímidos besos y agarrones por fin se cumplirán mis deseos- y los de él-. 
Una ducha rápida, aunque no como había pensado que sería, y los en el cama; mirándonos, besándonos, deseándonos. Nuestros cuerpos pegados, sus manos agarrándome fuerte para que no me separe de él. No puedo mas, necesito mas y tomo las riendas. Yo encima de él, completamente desnuda y me mira sonriendo 
Muy despacio me deslizo por su cuerpo, besando cada poro de su piel, deleitándome con su sabor; me encanta, pasaría horas así pero hay una parte que se impacienta, me llama y yo no puedo negarle ese deseo.
Lentamente y sin apartar mis ojos de los suyos mi boca se acerca a su erección, impaciente y mis labios deseosos de darle placer. Mi lengua juega a su alrededor y mi boca se abre para recibirla. Un gemido sale de su garganta cuando por fin mis labios rodean su miembro erecto, le gusta y a mi me excita oír como gime de placer hasta llegar al orgasmo en mi boca.
Le miro, le sonrío y me devuelve la mas satisfactoria de sus sonrisas. Está increíblemente sexy después de eso, no para de sonreír; me encanta. 

Subo por su cuerpo hasta sus labios y le beso, entonces me gira y me tumba en la cama, él a mi lado sin parar de besarme y acariciándome. Me separa las piernas y baja su mano por mis muslos hasta mi pubis. Estoy muy excitada, se lo que va a hacer y mi cuerpo lo llama con ansia. La espalda se me arquea cuando introduce sus dedos en mi. Me mira, su cara es de puro deseo y me excita. Ya está, le quiero dentro de mi y una vez mas tomo las riendas y me pongo a horcajadas encima de él, cojo su miembro con mis manos y lo introduzco en mi. Despacio, moviendo mi cadera hacia delante y atrás. Empieza a subir el ritmo, se mueve debajo de mi pidiéndome mas y yo obedezco y le doy más y más y más. Más rápido, más fuerte, más profundo. Siento como estoy apunto de explotar y con mi orgasmo llega el suyo entre gemidos y jadeos, entonces nos quedamos quietos los dos, mirándonos y sonriendo.

Ha sido el mejor día y la mejor noche con diferencia que he tenido en mucho tiempo, y creo que él piensa lo mismo por como me mira. Ha sido, perfecto.
Y así, con mis brazos rodeándole nos dormimos al fin soñando con que se repita ese día muchos más.


martes, 9 de julio de 2013

Noches de insomnio.



"Y no querer dormir por si al cerrar los ojos me encuentro con algo que me gusta mas que la realidad y no me quiero despertar." Así son todas mis noches desde que aquel día cuando cerré los ojos ya no estabas tan lejos y estabas a mi lado en la cama, dormido con tus brazos rodeándome y sentía tu respiración en mi cuello y los latidos de tu corazón, yo ahí era feliz.

Todo era mas fácil así, o eso me parecía a mi, el tenerte a mi lado sintiendo tu cuerpo como tantas veces había imaginado me hacia sentirme plena, feliz; como cuando me dices bajito que me quieres, que a mi se me eriza cada vello y el corazón se me desborda. Así me sentía y no me quería despertar porque para mi era  tan real como respirar.

De repente ya no te tenía a kilómetros de mi, ya no me tenia que imaginar tus besos, ni tu olor, ni tu mirada; estabas ahí, a menos de un centímetros de mi. Tan cerca que mi respiración se sincronizó con la tuya. Eso era lo que yo todos los días anhelaba tener y que solo lo podía conseguir cerrando los ojos.

Cuando tienes tanto miedo a cerrar los ojos como a abrirlos no quieres dormir, no quieres soñar para a la mañana siguiente despertar y que todo lo que tenias se esfumase. Triste, ¿verdad? que para tenerte tenga que cerrar los ojos. Y al cerrar los ojos tenerte conmigo, en el lado de la cama que siempre queda frío porque es muy grande para mi sola. Y pueda tocarte y besar cada lunar de tu cuerpo, que pueda perfilar con mi lengua cada linea de tu piel. No quiero despertar y me da miedo. Trágico, ¿verdad?, que no quiera abrir los ojos para no perderte, cuando debía ser al contrario.

Por eso mis noches son de pasarlas en vela, pensándote y pensándonos, sin querer dormir para no perderte cada mañana, para no abrir los ojos y ver que no estabas, para no sentir tu lado de la cama frió, para no mojar mas mis mejillas.

Pero aún tengo la esperanza de que esos sueños se hagan realidad, de poder sentir tu calor y que a la mañana siguiente no sienta frió, de saborear tus labios y de que la realidad sea mejor que los sueños.

Buenas noches.

viernes, 5 de julio de 2013

Decepciones.

Creo que debo ser la persona mas estúpida que hay sobre la faz de la Tierra. ¿Por qué? Porque todo me dice que no vuelva a pasar por ahí, que justo por donde yo quiero pasar hay una piedra gigante que me hará caer una y otra vez; pero que le vamos a hacer, debo de ser estúpida o gilipollas directamente.
Y es que cada vez me sorprende mas la capacidad que tiene para decepcionarme una y otra vez sin importarle lo mas mínimo mis sentimientos. ¿Qué soy? Alguien mas en su lista de gente que conoce, ni mas ni menos. No se como puedo seguir cayendo en sus mentiras, mentiras de jarabe de fresa para que entren mejor.

Si, ahora lo veo todo clarísimo. No soy nada. Tenía multitud de señales que apuntaban a ello y yo no hacía caso, no lo veía, ¿o no lo quería ver? La verdad es que creo que no quería ver lo que tenía delante de mis ojos. Si, porque así era mucho mas fácil y me engañaba a mi misma a parte de lo engañada que estaba ya.

Suelo afrontar bien las decepciones, me he llevado muchas en mi vida, pero esta no es una decepción corriente. No es una decepción que te puedes llevar al buscar el regalo al final de la bolsa de cereales y ver que no hay sorpresa, o cuando ves una tarrina de helado y cuando la coges está vacía. Pero esta, esta es algo que ya no tiene solución; porque si la tarrina de helado se a acabado puedes comprar otra pero esto no hay helado que lo arregle. El daño está hecho ya y no creo que le importe mucho.

Y como soy sumamente idiota volveré a llamar a su puerta a pedir alguna absurda explicación de por que ha tenido que mentirme así, de por que no me lo dijo desde el principio para evitar decepciones mayores. Y como soy la persona mas estúpida sobre la faz de la Tierra  me lo creeré, lo olvidare y volveré a pasar por el mismo camino hacia esa piedra que me hará tropezar una vez mas y me haré mas daño pero como soy  así de gilipollas me pondré una tirita y seguiré caminando hacia el final del camino donde estará la mayor de las decepciones: Un castillo donde tengo prohibida la entrada y que sea esa piedra la que esté bloqueando la puerta.

Cuando caiga de bruces contra el suelo, cuando se forme un charco con las lágrimas que no derrame a lo largo del camino, cuando esté tan destruida que del suelo solo se puedan recoger pedacitos, solo entonces me daré por vencida y borraré ese camino de mi mapa. Mientras solo me queda esperar que la piedra se haga cada vez mas pequeña hasta que llegue un momento que no me tropiece y no me caiga.



A ti  que te gustan las sonrisas rotas, te dedico la mas grande de mis sonrisas.

sábado, 25 de mayo de 2013

La ventana indiscreta II

Ahí está, otra vez, ese Dios griego moreno y de ojos marrones que solo con su voz hace que todo mi cuerpo se altere, ¿debería ir a su piso y darle la bienvenida que se merece?

Es sábado y por suerte hoy no he tenido que ir a trabajar de guardia así que voy a salir y a darle un poco de alegría al cuerpo. Y sí, por un poco me refiero a beber hasta quedarme inconsciente e ir arrastrándome a casa. Me merezco un poco de diversión después de una larga semana en la oficina.
Llamo a Diana para acordar una hora e ir a recogerla, a las 23:00 aunque seguramente tendré que estar esperándola una hora mas en su casa.

¡Madre mía! Esto está lleno, aquí no entra ya nadie más, pero Diana se empeña en entrar. Por lo visto estuvo aquí ayer y hay un camarero simpatiquísimo, que traducido quiere decir que esta cañón. Pues bien, Diana, entremos.

Primer Martini de la noche, como echaba de menos esto; el salir, la gente, el barullo, la música... Me apetece bailar, así que cojo a mi amiga y nos ponemos a bailar como si fuésemos dos lesbianas dándonos el lote y enseguida puedo observar a la mitad del bar mirándonos con ojos depravados, increíble, ¡si casi puedo sentir sus erecciones! 

Cuarto Martini de la noche y..., si, el tercer chupito de tequila que me bebo del cuello de la espectacular Diana, como la odio en estos momentos; hasta borracha esta guapísima y yo en cambio despeinada y con todo el maquillaje corrido. Voy dando tumbos al baño para retocarme un poco, abriéndome paso entre toda la gente; empujones, pisotones, ¡eh, suéltame el brazo! Me giro para mandar una de mis mirada matadoras a quien quiera que me ha cogido del brazo y...¡ES MARC! (mini desmayo).

- Cuidado vecina, si no te llego a sujetar te caes de bruces.- Me dice él todo simpático con esa sonrisa suya tan perfecta.
- Bell, me llamo Bell. Gracias por aguantarme si no ahora estaría pasando el mayor ridículo de la historia.
-(se ríe) Nada vecina, para eso estamos. ¿Vas ya un poco tocada o te puedo invitar a una copa?
- Puedes, puedes. Un Martini con cola.

Después de dos Martinis más y casi sin tenerme en pie tengo que ir al baño corriendo, porque antes no fui y como no vaya me lo haré encima, y ya de paso me retoco el maquillaje y el pelo. Perfecta, bueno todo lo perfecta que puedo estar con esta borrachera y estos pelos. 
Marc sigue ahí, esperándome; tan guapo, tan perfecto, tan Dios griego. La de cosas que mi mente está imaginando ahora mismo.

Las 3:00 de la madrugada, me voy para casa, ya no aguanto más mi propio cuerpo. En cuanto llegue me meto derecha a la cama, con ropa y todo, da igual solo quiero tumbarme.

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Nada más entrar en el piso me cierra la puerta empujándome contra ella, sujetándome la cabeza con sus manos y bajándolas poco a poco por mi cara, por el cuello, por mis pechos. Me abre la camisa desgarrándome los botones y empieza a darme leves mordiscos por el cuello y el pecho; primero uno, le saca de la copa del sujetador y me mordisquea el pezón con mucho cuidado, y luego el otro repitiendo la misma acción. Me desabrocha el sujetador y le tira al suelo, me sube la falda y me coge entre sus brazos rodeándole yo así con mis piernas en su caderas. Noto su erección, está muy excitado y yo muy nerviosa. Empiezo a desnudarle, rápido, le quito la camiseta ajustada que lleva y no puedo contener mas mis impulsos.

En mi habitación, en mi cama desnuda y excitada. Su lengua juega con mi cuerpo, sus manos exploran entre mis piernas. Giro, un giro rápido y brusco que hace que esté encima de él casi sin darnos cuenta. Empiezo a disfrutar de su cuerpo, sus pectorales, sus abdominales; paso mi lengua por cada rincón de su piel. No puedo aguantar mas, cojo su miembro con mis manos y lo introduzco en mi. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo seguido de un gemido. Me muevo encima de él, con su miembro en mi interior; arriba y abajo, arriba y abajo. Sus manos sujetan mis caderas y me ayuda en el movimiento con su pelvis, cada vez que yo bajo el sube penetrándome más. 

Vuelvo a estar debajo de él, con las piernas en sus hombros y el de rodilla delante mio. Ese movimiento de caderas me vuelve loca. Rápido. Fuerte. Violento. Siento que  voy a explotar, nota como un orgasmos intenso recorre todo mi cuerpo y me enviste con más fuerza, y más fuerza hasta que los dos nos encontramos en la cima y el orgasmo se apodera de nuestros cuerpos. 
Caemos rendidos en la cama, uno al lado del otro, después de multitud de gritos, gemidos y jadeos. Sudando e incapaces de gesticular una sola palabra.

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Suena el despertador, ¿porque no le habré apagado el viernes? Las 8:00 de la mañana, estoy tendida en mi cama, desnuda y molida. ¿Que pasó anoche? ¿Un sueño demasiado real? Vuelvo a abrir los ojos y veo que no estoy sola en mi cama. 

miércoles, 22 de mayo de 2013

Llegó la hora.

Después de mucho pensar, y llorar y darle mil vueltas a todo, y preocuparme por todo y creer en las ilusiones; después de todo eso me he prometido a mi misma no volver a caer en lo mismo. ¿Por que? Porque de nada sirve aferrarse a algo que no tiene ningún sentido, de nada sirve poner todas tus ganas e ilusiones en algo en lo que estás sola. Porque de ilusiones no se puede vivir, por mucho que digan que si, lo único que así conseguí es hacerme daño. Porque yo también me merezco ser feliz, porque estoy cansada de estar metida en algún lugar del cual me he negado a salir tantas veces. Porque ya está  bien, hombre. 

Se acabó el pensarte, se acabó el soñarte. Punto y final a esa historia. Ahora me toca a mi, sí, ahora me toca a mi sonreír, reír a carcajadas, llorar de emoción, ser feliz y comer perdiz. ¡SI! Este es mi momento. Es ahora cuando todo saldrá como yo quiero que salga. Si quiero que las ranas vuelen, volaran; porque besarlas no va a hacer que se conviertan en príncipes azules, ¡porque son ranas! Y yo quiero que vuelen, así que les dibujaré alas en una hoja de papel y así podrán volar,

Es mi oportunidad de ser feliz, porque para pasarlo mal ya hay muchas ocasiones. ¡YA NO MÁS! ¡NO PUEDO MÁS! Quiero coger el mundo y ponerlo patas arriba, quiero hacer las cosas a mi antojo, quiero coger ese libro y pasar todas las páginas y guardarle en un baúl bajo llave y esa llave tirarla al río. Mejor tiro el libro, si, así no tendré la tentación de romper en candado del baúl donde está el libro y volver a releerlo. Porque hay historias que deben acabar, porque hay libros que no deben volverse a leer, porque estoy hasta la coronilla del dichoso libro y de sus historias, lo tiraré al río, o al mar, o al océano. Lejos. Muy lejos.

Y quiero gritar, y patalear, y saltar sobre la cama como si volviera a tener cinco años y todas las preocupaciones que tenía eran ver mis dibujos animados favoritos. Y gritaré, cuando todo acabe, gritaré tan fuerte que no habrá un solo lugar del mundo que no oiga mis gritos. Y patalearé, cuando al verte no se me encoja el estómago, patalearé tanto que en el mundo entero habrá un terremoto. Y saltaré sobre mi cama, volveré a tener cinco años y lo lograré. Seré feliz.

Y ahora sí, LLEGÓ LA HORA. Voy a dejarlo todo de lado, voy a luchar por mi oportunidad, voy a ser feliz de una puñetera vez, ¡coño! Que ya me he cansado de estar a la sombra, y de ser algo que no soy. Ya está bien, no quiero volver a llorar. Me merezco el poder hacer mi propia vida como a mi me de la gana, me merezco volver a tener todo lo que perdí, hacer borrón y cuanta nueva, cambiar de aires y de vida.

LLEGÓ LA HORA DE DESAPARECER CON TODO LO MALO Y REAPARECER CON LO BUENO. LLEGÓ LA HORA DE CONSEGUIR MIS METAS. LLEGÓ LA HORA DE TENER UNA VIDA NUEVA. LLEGÓ LA HORA DE DECIR ADIÓS A TODO AQUELLO. 
Por fin, llegó la hora.